Big Data y medicina / Conferencia de Richard Bonneau
Celebrada en Afundación (en A Coruña)
Reseña por E.V.Pita, doctor en Comunicación Social
El investigador Richard Bonneau, del departamento de Biología y Ciencia Computacional, en Nueva York (Simons Foundation) ha impartido hoy lunes una conferencia sobre el Big Data y las redes sociales aplicadas a la Medicina, en concreto a la investigación celular a través del análisis de millones de datos. La idea es generar un patrón común de "toma de decisiones" de la célula y de su "programa" de encendido y apagado de genes para descubrir claves de enfermedades como el ELA (donde se supone que células de la columna vertebral emiten una sustancia que mata las neuronas) o la leucemia (donde las células incurren en un error de programación y en vez de segregar un billón de leucocitos y parar, generan diez billones porque no saben cuándo parar).
Al inicio de su charla, recordó que la sonda espacial Voyager sigue vagando por el espacio porque fue diseñada para una larga duración aunque algunos de sus componentes se rompiesen. Richard Bonneau se definió como un "evolucionista" y cree que las células también han sido sucesivamente mutadas para aguantar mucho más tiempo que el Voyager.
Para llevar a cabo este estudio, primero los investigadores (un equipo multidisciplinar formado por analistas de algoritmos, médicos, biólogos y expertos en computación, puede que un premio Nobel) hicieron un modelo teórico de cómo funciona la célula (a efectos prácticos, una máquina de procesar información guardada en un saco) y de cómo funciona su programación y sus "decisiones", una actividad que está conectada en "nodos" y "redes". Buscaron decisiones básicas de una célula como generar copias de leucocitos T y B y expulsarlos al torrente sanguíneo o situarlo cerca de su capa.
La primera conclusión fue que la sustancia que rodea al ADN tiene una distinta polaridad (negativa, por la presencia de potasio y fosfatos) que genera información (en forma de ARN fácilmente disoluble y que permite un lenguaje rápido de "palabras"). En las diapositivas se ven un constante y sospechoso flujo de partículas en los ribosomas (es muy difícil obtener estas imágenes electrónicas). La idea es que se están apagando y encendiendo genes, por lo que esta actividad se puede rastrear mediante Big Data hasta generar un patrón común, Eso fue lo que hicieron con la levadura, a través de experimentos que iban desde la transmutación a la fermentación. En la fermentación, se observa un "gran apagón" mientras que en otras fases se ve una prevalencia de encendidos. Los investigadores creen que esta imagen va a decir mucho en el futuro.
Finalmente, en otra fase, diez científicos trabajando en varios laboratorios (incluso de Suecia) generaron una especie de patrón de actividad de información de una bacteria. Es una forma de echar a a andar en la ciencia biocomputacional, a la que auguran un gran desarrollo en los próximos diez años.
También han estudiado el bioma, la relación que hay entre las células y su entorno de células, y la comunicación entre ellas. Creen que responden a estímulos del entorno de las células de su "barrio".
Aunque ellos se centran en células animales, bacterias o levaduras, el conferenciante admitió que también se podría usar para arroz y otros cultivos. Recordó que si, con los nuevos avances médicos, el hombre podrá vivir 180 años también necesitará superalimentos para poder mantenerse sano todo ese tiempo. Entre el público se plantearon varias cuestiones sobre la "ética" de investigaciones como estas pero el investigador replicó que él se dedica a la ciencia básica porque su pasión es la curiosidad por saber cómo funciona la vida, algo que une a los miembros de su equipo que, a pesar de provenir de campos tan distintos, son capaces de sentarse a la mesa para debatir sobre su proyecto. En todo caso, recordó que investigadores que trabajan en la inteligencia artificial han dado "un paso atrás" e invertido mucho dinero en estudiar las consecuencias "éticas" de esas máquinas.
Las aplicaciones de la investigaciòn, que ocupó un gran esfuerzo, saltan a la vista porque los investigadores creen que ayudarán a resolver enigmas como el cáncer, el ELA, una enfermedad por la que las células desprenden sustancias desconocidad que ordenan "morirse" a las neuronas, o el propio Alzeheimer (al que le pronostica una cura en diez años, o al menos, un gran avance).
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