domingo, 27 de agosto de 2017

"Biografías de éxito en Silicon Valley" (E.V.Pita, 2017)



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LOS GRANDES HÉROES DE
SILICON VALLEY


ASÍ CAMBIARON EL MUNDO

GOOGLE, APPLE, PIXAR, PAYPAL O TESLA








Texto basado en un compendio de resúmenes de E.V.Pita (2017)




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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN: GOOGLE (por E.V.Pita)

CAPÍTULO 1: PIXAR

CAPÍTULO 2: PAYPAL

CAPÍTULO 3: XSPACE Y TESLA

CAPÍTULO 4: APPLE



INTRODUCCIÓN: GOOGLE

Por E.V.Pita


La UE ha puesto sus ojos en Silicon Valley -el parque tecnológico cuna del chip, Google y el iPad, en el sur de la bahía de San Francisco- que sobrevivió a la crisis de las punto.com del 2000 y vive un bum1. Las casas allí valen casi un millón de dólares. El recorrido por este gigantesco polígono muestra cientos de empresas emprendedoras de la nueva economía de la información (26 ya están en la lista Fortune). La comisaria de la Agencia Digital Europea, Neelie Kroes, visitó la cibercity para exportar los secretos de la cultura del garaje a Europa. Justo en una época con despidos en la cúpula de Yahoo y cuando Facebook proyecta un megacampus para 10.000 empleados.

Ajetreado día en la calle Market Street de San Francisco. Una profesora de inglés sorbe café de su biberón-cantimplora y teclea «Santiago de Compostela». El proyector muestra una vista área de la capital gallega en el encerado electrónico del aula gracias a Google Maps. Un ingeniero coreano recién graduado la reconoce: «Yo he peregrinado allí y a Fisterra». Estos milagros son posibles gracias a las tecnologías que nacen en Silicon Valley. Esta tecnópolis, que da trabajo a casi 400.000 ingenieros, se extiende a lo largo del Camino Real, la ruta de los misioneros españoles del siglo XVIII. Hoy, en los márgenes de la Interestatal 101, que une San José con el puente del Golden Gate, se asientan gigantes de la era digital como Google, Twitter, Oracle, Apple, Adobe, eBay, HP, Yahoo!, Intel o la NASA.

¿Cuál es la clave del éxito del motor de la industria de la tecnología de la información? La pista nos lleva a Palo Alto. Desde la estación del Caltrain, un shuttle (bus gratuito) traslada a los visitantes a la Universidad de Stanford, rodeada de bosques, campos deportivos y aulas e iglesias de estilo colonial español. En un tablón de anuncios, un profesor recluta voluntarios para un experimento de reconocimiento de rostros. Este campus de élite cobra hasta 12.000 dólares por un curso veraniego. Estudiantes de doctorado que recalaron allí, como Sergey Brin y Larry Page, fundaron el buscador Google en un garaje tras necesitar toda la potencia de los ordenadores del campus.

Hoy, ambos son millonarios y su sede ocupa el complejo de edificios llamado Googleplex, que atrae como un imán a los turistas. Los visitantes se apean en Mountain View o Palo Alto y buscan un bus urbano que los acerque al campus tecnológico. Llueven peticiones para hacer tours por la empresa, pero Rachel, una portavoz, lamenta que «es imposible atenderlos».

Desde la Interestatal 101, es fácil divisar la sede de Oracle o la NASA. El campus de Google está señalizado con unas gigantes flechas rojas, un guiño al localizador del Google Maps. Los turistas miran a hurtadillas por las ventanas para comprobar si son ciertas las leyendas sobre su cultura informal del trabajo, con ejecutivos en sudadera, mesas de billar, comida y gimnasio gratis. Sí, es cierto que los empleados se mueven en bicicletas. Los edificios están decorados con coloridas sombrillas, estaturas gigantes de pasteles, galletas o el Android, pianos de cola en la entrada principal o una réplica a gran escala del extraterrestre Alien. Este valle genera el 6 % del PIB de California, 77.000 millones de euros.

Al regresar a la carretera, el conductor echa un vistazo a su GPS y observa el denso tráfico de coches, la mayoría de marcas japonesas, lo que explica la decadencia de Detroit. Si alguien duda del éxito de las tecnologías de la información puede asomarse a la tienda de Apple en la comercial tercera avenida de Santa Mónica Beach, en Los Ángeles. Dentro, cientos de clientes examinan las últimas novedades del iPad. Al lado, hay una tienda de Zara, cuyo fundador Amancio Ortega es citado en un libro de gramática inglesa como ejemplo de emprendedor.

En las siguientes páginas se incluyen algunas de las biografías de los tecnológos más exitosos de Silicon Valley: desde Steve Jobs a Elron Musk.

1Reportaje “Google sale del garaje y lidera la nueva economía en Silicon Valley (2011) / La «cibercity», que genera el 6 % del PIB de California, vive su mayor bum / Publicado en la sección de Economía de La Voz de Galicia / Autor:  E.V.Pita / Fecha: 11 septiembre 2011



CAPÍTULO 1.



EL TRIUNFO DE PIXAR

Ed Catmull, en su libro "Creatividad, SA" (2014)1 explica los secretos de Pixar, una empresa de animación por ordenador, dibujos animados que influyó en la cultura popular y la industria del cine. El autor revela cómo llevar la inspiración hasta el infinito y más allá. El libro fue seleccionado por Mark Zuckerberg para su club de lectura de Facebook y está dedicado a Steve Jobs.


Ed Catmull es cofundador de Pixar Animation Studios y presidente de Pixar Animation y Disney Animation. Ha recibido quince premios Oscar, entre ellos, uno a su trayectoria en el campo de la animación por ordenador. Catmull se doctoró en ingeniería informática en la Universidad de Utah. Vive en San Francisco con su mujer y sus hijos

Según señala la contraportada de Creatividad SA, se trata de un libro para profesionales que deseen llevar a sus equipos a cumbres más altas, un manual para cualquier lector que valore la originalidad y el primer viaje al centro neurálgico de Pixar Animation: a sus reuniones, sus evaluaciones de cierre de proyecto y las sesiones del Braintrust de las que nacieron algunas de las películas más exitosas de la historia del cine. Es, en el fondo, un libro acerca de cómo se construye una cultura creativa, pero también, como afirma su autor, "un reflejo de las ideas que creo que hacen aflorar lo mejor que llevamos dentro".

El mismo libro recuerda que "a lo largo de casi veinte años Pixar ha dominado el sector de la animación, y ha producido películas tan variadas como la trilogía de Toy Story, Monsters SA, o Wall-E, que han batido récords de recaudación y conseguido 30 premios Oscar. La inventiva de las tramas, la capacidad de emocionar, la maravilla de sus historias... en muchos aspectos las películas de Pixar son una lección práctica sobre lo que es la creatividad. Catmull explica en este libro los valores y las técnicas que han hecho que Pixar sea tan admirada y tan rentable”.

Cuando Ed Catmull era joven tenía un sueño: hacer la primera película de animación por ordenador. Persiguió este sueño como estudiante en la Universidad de Utah y se asoció con George Lucas, en una colaboración que, indirectamente, le llevó a fundar Pixar con Steve Jobs y John Lasseter en 1986. El ingrediente esencial en el éxito de Pixar está en su entorno único, que Catmull y sus compañeros consiguieron forjar, basado en principios que protegen el proceso creativo y que desafían las ideas establecidas como por ejemplo:

-La responsabilidad de un directivo no es prevenir riesgos; su trabajo es dar la seguridad para que los demás los asuman

- El coste de prevenir errores con frecuencia es superior al de subsanarlos

- La estructura de comunicación de una empresa no debe ser el reflejo de su estructura organizativa; todo el equipo debe ser capaz de interrelacionarse, indepedendientemente de su cargo y sus funciones

- No dé por sentado que el consenso general generará cambio; se requiere de mucha energía para mover un grupo, aunque todos sus miembros estén comprometidos con el proyecto,

El autor Ed Catmull cuenta cómo desde su infancia se obsesionó con Disney y la animación pero como artista era muy mal dibujante y asumió que jamás lo contrataría la fábrica de los sueños. Decidió seguir su afición por otro camino, el de la animación por ordenador. Empezó a trabajar como estudiante en la Universidad de Utah de Física e Informática que era financiado por el proyecto ARPANET (el área militar que desarrolló Internet). Así que desde el principio se especializó en la animación por ordenador, un sector puntero en el mundo.

Fue el primero al que se le ocurrió unir puntos en una mano para "mapear" curvas para moverla y luego darles color (en el caso de una botella). Cerca de doctorarse llegó a tiempo para presentar en un festival de gráficos una mano que apuntaba a los espectadores, una hazaña para los años 70, donde los ordenadores eran grandes cajas sin potencia ni memoria para "renderizar". Tras terminar su doctorado sobre animación por ordenador fue a una entrevista con la dirección de Disney pero allí estaban muy desfasados técnicamente (desde los años 60 no habían innovado sus métodos de trabajo) y solo lo querían contratar como animador de decorado. A los ejecutivos ni se les pasaba dedicar varios años a arriesgarse a hacer la primera película por animación, así que rechazó su sueño de trabajar para Disney.

En 1976 fue contratado, tras la misteriosa llamada de la secretaria, para un instituto de Nueva York dirigido por un millonario que quería hacer la primera película en animación por ordenador y reclutó a varios ayudantes. Pronto se dieron cuenta de que les faltaba un guionista y de que tendrían problemas para terminar la película, por lo que en 1977 aceptaron una oferta del director George Lucas (que acababa de estrenar La Guerra de las Galaxias) para generar efectos especiales por ordenador, siendo una de sus prioridades hacer encajar los fondos azules con imágenes rodadas por separado (por ejemplo, unir en la misma imagen un surfista y una ola de 30 metros).

El segundo reto fue darle "nebulosidad" al movimiento, hacer que una figura crease "una especie de difuminación" en el aire para que el cerebro del público tuviese una sensación real de movimiento. Si no se conseguía eso, sería un desastre económico.

Lucas pensaba más en aplicar el ordenador a sus efectos especiales y también quisieron ampliar la informática al montaje de las películas aunque los montadores eran muy reacios a cambiar su sistema manual.Llamaron a la nueva empresa de animación Pîxar, una combinación de radar y pixel.

De Lucas dijo que dio el pelotazo de su vida al cambiar su aumento de salario por rodar Star Wars por quedarse con todos los derechos del "merchandasing", lo que la productora aceptó encantada sin sospechar el fabuloso negocio que podía haber detrás.

Pixar logró hacer un corto de dos minutos sobre un personaje animado y un abejorro que lo asustaba. El guión no daba para más pero lograban mostrar toda la expresividad que era capaz de generar un ordenador.

Finalmente, Lucas se vio en aprietos económicos y tuvo que vender Pixar al mejor postor, que resultó ser Steve Jobs (el dueño de Apple, recién despedido de la empresa que había fundado), quien tras mucho regateo ofreció cinco millones y otros cinco para reestructurar la empresa de animación por ordenador. El autor recuerda que Jobs (fallecido en el 2011) era un "caradura" que quería quedarse con la presidencia de Pixar pero que él se opuso y logró seguir manteniendo el puesto. Pronto se dieron cuenta de lo "presuntuoso" que era, al igual que otros ejecutivos, pero fue el que puso en marcha Pixar.



CAPÍTULO 2.

PAY PAL

El emprendedor Peter Thiel, fundador de PayPal, resume en su libro "De cero a uno" 2(2014) su experiencia para lograr sus logros.


Peter Thiel es un emprendedor tecnológico y un conocido inversor por ser el cofundador de PayPal, También cofundó la firma de análisis de datos Palantir Technologies, se convirtió en el primer inversor de Facebook, proporcionó financiación para compañías como SpaceX, Linkedin, Yelp y Spotify, y creó la Fundación Thiel que promueve a visionarios sobre la tecnología del mañana.

Ha aparecido en 60 Minutes, CNBC, CBS Sunday Morning, Bloomberg News y ha sido presentado en The New Yorker, The Wall Street Journal, Forbes, Fortune, The Atlantic, USA Today y BusinessWeek, entre otros medios.

Blake Masters, por su parte, es cofundador de Judicata, una start up de tecnología que diseña herramientas para la investigación y análisis jurídicos. Como Peter, Blake Masters se licenció en Derecho por la Universidad de Stanford.

La contraportada del libro “De cero a uno”, señala que “el próximo Bill Gates no diseñará un sistema operativo. Los próximos Larry Page o Sergey Brin no crearán un motor de búsqueda. Y el siguiente Mark Zuckerberg no inventará una red social. Si vas a copiar a estos chicos, es que no has aprendido de ellos.

El autor señala que hacer lo que ya sabemos lleva al mundo de 1 a n. Genera un progreso horizontal añadiendo más de lo mismo, Cada nueva creación, sin embargo, va de 0 a 1, es vertical e implica hacer algo que nadie ha hecho antes. Si coges una máquina de escribir y construyes cien, has hecho un progreso horizontal. Si coges una máquina de escribir y construyes un procesador de textos, has hecho un progreso vertical. Este libro trata de cómo llegar allí.

Para Thiel, "la palabra que define progreso horizontal es globalización: coger cosas que funcionan en alguna parte y hacer que funcionen en todo el mundo. China es el ejemplo perfecto de la globalización. Ha copiado todo cuanto ha funcionado en el mundo desarrollado, desde las vías férreas del siglo XIX, al aire acondicionado del siglo XX, y hasta ciudades enteras”.

Añade que “la palabra idónea para vertical, el progreso de 0 a 1, es tecnología. El acelerado progreso de la tecnología de la información en décadas recientes ha convertido a Silicon Valley en la capital mundial de la tecnología. Pero la tecnología no tiene por qué limitarse a los ordenadores. Cualquier sistema innovador y mejor de hacer las cosas es tecnología. Y no hay razón alguna por la que el futuro sólo pueda acontecer en Stanford o en una universidad, o en Silicon Valley”

Desde el conocimiento que Peter Thiel ha adquirido como cofundador de PayPal y Palantir, y como inversor en cientos de startups, entre las que figura Facebook y Space X, este libro aborda “las preguntas que debes plantearte y responder para triunfar en la empresa de hacer algo nuevo. No es un manual o un registro de conocimientos, sino un ejercicio de pensamiento. Porque eso es precisamente lo que una startup debe hacer; cuestionar las ideas preconcebidas y repensar el negocio desde cero."

El autor defiende los monopolios porque, con la tranquilidad que no da tener que competir con nadie, puede invertir sus beneficios en innovar. Cree que la competencia no es tan buena como dicen porque se trata de un juego de suma cero donde no hay beneficios; en realidad la competencia perfecta equivale a ventas sin beneficios pues los que no pueden competir son rápidamente sustituidos por otros que ofrecen lo mismo al mismo precio. En cambio, en un sistema sin competencia, las cosas van mejor y hay muchos beneficios que se pueden reinvertir en grandes ideas innovadoras, algo que los que están atrapados en un sistema de competencia perfecta no se pueden permitir.

Peter Thiel considera que Google trata de pasar desapercibido como monopolio, al alegar que sus distintas divisiones (coches autónomos, ingresos por publicidad en buscadores,...) no suponen una posición de dominio en el mercado. Pero sus enormes beneficios le permiten apostar por nuevos productos innovadores (caso del coche autónomo) aunque generen pérdidas pero que los inversores ven como futuras y jugosas ganancias en el futuro,

 En todo caso, ha sido la patente del sistema operativo para smartphones, el IOS de iPhone lo que sí le ha dado el monopolio a esta compañía hasta al punto de convertirse en un gigante que superó en ventas a Microsoft y Google juntos.

Otro de los episodios que aborda Thiel fue la burbuja de las empresas punto.com y el estallido en el año 2000. Dice que tanto él, como fundador de PayPal, como su competidor Elon Musk, cuya oficina estaba situada a unos bloques de la suya, se reunieron en una cafetería neutral y acordaron fusionar sus empresas de pagos por Internet para evitar irse a la quiebra pues temían un pronto estallido de la burbuja de Internet. Fue una sabia decisión porque eran de los pocos que realmente estaban haciendo un producto real y útil que aún así daba pérdidas. Para captar un millón de clientes PayPal tuvo que pagar diez dólares por inscribirse hasta que lograron una masa crítica. El autor señala que la gente ya ganaba dinero (o al menos, su empresa era valorada en un dineral) por el mero hecho de anunciar un proyecto sin tener nada hecho. Cada día se anunciaban nuevas empresas que valían una fortuna sin nada que presentar. Tarde o temprano aquello iba a reventar.

También aborda la actitud que debe tener un trabajador en Silicon Valley. Él rechaza a los vendedores de traje y corbata porque considera que hay que vestir con camiseta y lucir un buen logo inscrito como marca. Pone como ejemplo a Elon Musk, que lleva inscrito "Comes to Marte" (su gran proyecto) mientras que otros vendedores van de corbata y no inspiran tanta confianza porque "sabes que viene a vender algo". También quiere que los trabajadores de su empresa encajen y sean amigos y tengan algo de que hablar fuera del trabajo. No quiere los mejores expedientes, gente con talento pero que fuera del trabajo no se hablan porque no tienen nada en común o simplemente actúan de forma profesional pero que no dan el perfil de innovador. En cambio, él elige a gente con talento que se sienta a gusto trabajando, incluso que se divierta y que pase muchas horas en el trabajo porque, en realidad, es un hobby y tus compañeros son amigos con los que gustas pasar mucho tiempo.

El autor también examina la evolución de los fondos de inversión como modo para hacer dinero pero considera que es difícil encontrar cinco fondos que realmente sean monopolios y ganen montañas de dólares. Señala que la "ley potencial" promueve que haya fondos realmente ganadores porque encuentran esas minas de oro. E insiste en que es en la no-competencia, en basar el negocio en un producto único y nuevo que tenga el monopolio, donde se generan montañas de dinero.

Respecto a los países considera que estos son optimistas definidos (Estados Unidos entre 1929 y 1960), optimistas indefinidos (Estados Unidos desde 1960 a 2017), pesimistas definidos (China) y pesimistas indefinidos (Europa desde 1970). En el primer grupo, encontramos un país que creía en el progreso y los grandes proyectos (pone como ejemplo, que un mero ciudadano propuso crear un lago en la bahía de San Francisco y su proyecto tuvo mucho respaldo de prensa y gobierno aunque fue desechado por motivos técnicos pero hoy, si un ciudadano propusiese lo mismo, todo el mundo se reiría de él o ni le dejarían hablar). Esta propuesta de megaproyectos pudo enviar un hombre a la Luna o crear Internet.

En el segundo grupo está el Estados Unidos posterior a 1970 donde no hay grandes proyectos tecnológico sino un estancamiento. Apenas hay innovaciones dignas de asombro. Nadie va a invertir ni va a poner a trabajar a ingenieros en un coche volador o una colonia en Marte sino que los mejores cerebros se vuelcan ahora en las finanzas o la abogacía.

En el tercer grupo está China, país cuyos ciudadanos ahorran porque temen al futuro, a pesar de tener un crecimiento del 10 % anual (partió de niveles muy bajos). Todos los países temen que China domine el mundo, menos ellos mismos, que no confían en lograrlo. comenta el autor.

En el cuarto grupo estaría Europa, anquilosada por la burocracia de Bruselas y que sobrevive sin prever el futuro, esperando que llegue el día final de su declive, dice Thiel.

A raíz de estas clasificaciones, Peter Thiel critica a autores como Malcom Gladwell ("Outliders"o "Fueras de Serie") el hecho de que su libro atribuya al factor suerte (de nacimiento) que Bill Gates o Steve Jobs naciesen en una época determinada (los años 50-60) y un lugar concreto (Silicon Valley) que los puso en la mejor posición para hacerse ricos, Para empezar, Thiel sostiene que el propio Gladwell pertenece a esa generación que  creció en los años 50, donde los niños veían por la televisión cómo el mundo progresaba a pasos agigantados, por lo que pensaron que estaba todo hecho. Por eso, Maxwell valora más la suerte que el esfuerzo y dice que Bill Gates o Steve Jobs pertenecían a una generación que tuvo la suerte de nacer en el lugar indicado en la fecha indicada. Pero Thiel replica que en PayPal, solo había un norteamericano nacido en el país y que era un "friki" que prefería ganar tres veces menos que en Wall Street. Eso quiere decir que los demás no tuvieron la suerte de nacer en USA en el momento adecuado pero que, sin embargo, lograron grandes éxitos por su esfuerzo. Recalca que no hay suerte sino causa y efecto, hay que tener todo en orden (como decía el noruego que alcanzó el Polo Norte) y no confiar nada a la suerte.

Theil cree que a cada fracaso o éxito tecnológico hay que hacerse las siguientes preguntas:

1 - La cuestión de la ingeniería: ¿Puedes crear tecnología punta en lugar de mejoras incrementales?

Sostiene que la verdadera innovación no es hacer más de lo mismo y mayor cantidad, sino algo totalmente distinto. Innovar no es copiar, solo es un progreso horizontal, el 1 al n. Por ejemplo, la globalización fue una innovación horizontal que conectó a vendedores y consumidores del mundo pero no aportó nada realmente nuevo.

2 - La cuestión de los tiempos: ¿Es el momento adecuado para crear tu empresa?

Thiel señala que no se trata de entrar a competir sino que basta con hacerlo el último pero cuando ya se han resuelto todos los problemas tecnológicos y la empresa puede crecer durante años o décadas.

3- La cuestión del monopolio: ¿Vas a empezar con una cuota de mercado pequeña o grande?

Una empresa innovadora puede pensar en una pequeña cuota de mercado (Facebook y los estudiantes de la universidad de Harvard y alcanzar 1.000 millones de usuarios). A veces de nada vale que una gran empresa planifique para vender un producto a millones de clientes si el producto no tiene tal enganche; por eso PayPal apostó por unirse a eBay y quedarse en 3 semanas con el 25 % de los usuarios (obtuvo miles de clientes de una tacada porque les ofreció un producto útil). Otro ejemplo, es el de Xanadú, nacida como red de ordenadores en los años 60, y que treinta años cerró, justo cuando su web empezaba a ser conocida. Habia nacido antes de tiempo y tenía un efoque erróneo del negocio.

4 - La cuestión de las personas: ¿Tienes el equipo adecuado?

Thiel no quiere talentos profesionales que van a lo suyo sino "amigos" con talento que trabajen duro y se diviertan con su trabajo.

5. La cuestión de la distribución: ¿Tienes un modo no solo de vender sino colocar tu producto?

Una de las cuestiones que comenta Thiel es que un par de contratos millonarios valen más que miles de vendedores. Si Musk le coloca un par de contratos de mil millones de dólares a la NASA para sustituir su transbordador espacial es sin duda mejor que las pequeñas ventas. Estos megaacuerdos merecen que el consejero delegado esté 25 días al mes negociando y comiendo con otros superjefes.

6. La cuestión de la durabilidad: ¿Puedes defender tu posición en el mercado a diez o veinte años vista?

Se refiere a casos como Twitter que pronto alcanzaron los 250 millones de usuarios y que, sin hacer nada, seguirá teniendo un negocio estable durante muchos años.

7. La cuestión del secreto: ¿Has identificado una oportunidad única que el resto no ve?

En el caso de PayPal, se dio cuenta de que estos pagos electrónicos seguros tenían un gran mercado. Por su parte, Amazon empezó como distribuidora de libros y luego extendió su negocio a cedés y luego a cualquier otra mercancía.
También analizó el caso exitoso de Tesla, de Elon Musk, al entender que él entró en el negocio de las tecnologías limpias o verdes en el momento adecuado y con una tecnología aceptable. Otras compañías se desplomaron porque estaban "muy verdes" y no contaban con toda la tecnología para satisfacer al comprador de los coches eléctricos. Sin embargo, Musk decidió que en ese negocio no podía contar con proveedores y que debía generar toda su cadena de montaje, distribución y ventas, Dominaba todo el proceso: componentes, montaje, ventas, suministro eléctrico, creación de electricidad solar.... [nota del lector: es un poco la versión de Zara que controla todo el proceso de montaje y venta y ¿quizás el cultivo de algodón ?]

Thiel también reflexiona sobre la cultura "nerd" de los empollones de clase. Muchos eran abstraídos, retraídos, sin apego social pero quienes se hallaban en un término medio fueron los que pudieron sobresalir y ganar mucho más dinero del soñado. Comenta como chiste que los "nerds" de PayPal eran fans de la capitalista "La Guerra de las Galaxias" en vez de la comunista "Star Trek".

El autor, en las páginas finales, estudia los modelos de evolución de la humanidad o el mercado. Puede tener ciclos de contracción y expansión, una extinción, un estancamiento y un despegue exponencial (la singularidad). Opina que el tema de la extinción o el dominio de las máquinas sobre el hombre es una preocupación que hay que dejarla para el siglo XXII, mientras que ve más posibilidades de los otros tres escenarios. En cuanto a la singularidad vaticinada por el ingenerio Ryan Kurzwell, lo que dice es que es una posibilidad que está ahí.





CAPÍTULO 3.

XSPACE Y TESLA

Ashlee Vance describe el éxito de Elon Musk en “El empresario que anticipa el futuro"3 (2015). Vance (1977) es periodista. Ha trabajado en The Register, The New York Times y The Economist, entre otros medios. Su especialidad es el desarrollo de la industria tecnológica de San Francisco y en concreto la historia de Silicon Valley. En la actualidad colabora con Bloomberg Businessweek y presenta el programa de divulgación tecnológica Hello World para Bloomberg.com.


La contraportada de su libro explica que “hay un hombre en el mundo que lo hace todo. Que es la perfecta combinación entre Thomas Edison, Henry Ford, Howard Hughes y Steve Jobs. Se llama Elon Musk y es el emprendedor que está detrás de Tesla Motors, SpaceX y Solar City, las empresas más innovadoras de sus respectivos campos - la automovilística, la aeronáutica y la energía -, con las que Musk está consiguiendo convertir en realidad lo que hasta hace poco no era más que ciencia ficción.

Recuerda el mismo libro que Musk, ídolo de toda una nueva generación de ingenieros y emprendedores, vendió su primera empresa por 300 millones de dólares, y la segunda, PayPal, por 1.500. A partir de ese momento empezó a soñar a lo grande: coches eléctricos a precios asequibles, cohetes que vuelven a la Tierra y pueden reutilizarse, un medio de transporte terrestre capaz de circular a 1.200 km/h, baterías de litio en las que almacenar energía con las que funcionar al margen de las eléctricas...

El libro cuenta la “fascinante historia de la tumultuosa ascensión a las cumbres del mundo empresarial de Musk, un hombre que ha revolucionado la industria estadounidense rompiendo todos los límites de la innovación, y ganándose de forma inevitable unos cuantos enemigos por el camino. Más que un inventor, más que un pensador, más que un genio, Musk es el perfecto ejemplo del emprendedor que persigue cambiar nuestra vida cotidiana hasta extremos que aún no somos capaces de imaginar”.

Elon Musk, de 45 años, es uno de los nuevos emprendedores de la era de Internet que apuesta por un mundo eléctrico. No hay nada de revolucionario sino que aplica la lógica al uso a escala industrial de los materiales ya existentes: coches eléctricos, paneles sonares para generar electricidad para los coches, cohetes espaciales privados... Su apuesta es por la tecnología del transporte y, posiblemente, marcará las pautas a seguir para desarrollar estas energías y potenciarlas a escala gigantesca (sobre todo la red de coches eléctricos). Muestra una ventana al futuro.

El autor Ashelee Vance muestra al empresario tecnológico como un tipo que trabaja dos días en una empresa (paneles solares), otro pasa por Tesla (su coche eléctrico viable), otros en su cohete SpaceX, duerme en casa de amigos y los fines de semana se va de barbacoa o senderismo con sus colegas. Al quedarse sin novia y tener que ponerse a buscar otra, se hizo el firme compromiso de buscar tiempo y dedicarle al menos cinco horas a la semana a la relación sentimental para poder conservarla.

Al parecer, cuando Musk llega a una de sus industrias, los empleados saben que se van a someter a las exigencias de su jefe, que siempre está supervisando todo pues no hay detalle que se le escape. Las fábricas suelen ser gigantescas, antiguos hangares de la Boeing, en perdidos polígonos industriales. Luego, tiene un lugar de pruebas para el lanzamiento de cohetes.

Sus empresas están divididas en tres ramas, dos de ellas muy interconectadas. Esto lo explica bien Vance en el último capítulo. La rama de la industria eléctrica le permite a Musk montar una gran industria dedicada a proveer de materiales e instalarlos a los clientes que quieran tener paneles solares en su casa. Es un negocio altamente competitivo basado en precios ultrabajos.

Por un lado ya tiene la electricidad. Por otro, se dedica a fabricar coches eléctricos de gran autonomía que puedan recargar en muchas gasolineras o puntos de recarga de su país y ligados a su empresa Solar City. Por lógica, la energía captada por su industria de paneles solares Solar City debería servir para abastecer a los coches eléctricos Tesla Motors que vende y de su red que ha montado en las carreteras.

Finalmente, su tercer negocio está centrado en los cohetes SpaceX privados. Parece un mundo aislado de las energías renovables pero su pretensión es la misma: abaratar costes en el transporte. En este caso se logra al reutilizar el depósito de combustible cuando regresa vacío de la zona alta de la atmósfera. Aligerar el peso es otro de los retos para minimizar el gasto.

Su proyecto más espectacular es el Hyperloop, un sistema de lanzamiento de cápsulas dentro de tubos a velocidades de mil kilómetros por hora que le permitirían llegar de San Francisco a Los Ángeles en media hora.

Sobre la biografía de Elon Musk, de ascendencia canadiense, nació en Sudáfrica en 1971, donde se crió con sus tres hermanos hasta que a los 18 se fue a trabajar, para evitar servir al Gobierno del aparhaid, y estudiar a Canadá y Estados Unidos. 
En Sudáfrica era lo que se llama una rata de biblioteca con memoria fotográfica que se leyó todos los libros de su biblioteca del barrio y luego todos los artículos de la Enciclopedia Británica. Sabía perfectamente la distancia entre la Tierra y la Luna (1 segundo luz). Le interesaba especialmente la Física. A los 10 años, su padre le compró un ordenador cuando nadie sabía lo que era y empezó a progamar. Luego, se le dio muy bien el tema de los juegos de rol como Masters and Dragons.

Pero lo pasó mal porque los matones de su colegio la tomaron con él y le daban brutales palizas, en alguna de las cuales acabó hospitalizado. En el instituto, obtuvo notas muy altas.

A los 17 años, para escapar del servicio militar del régimen del aparheid, viajó a Canadá para trabajar y estudiar, pues allí tenía familia. Estuvo un año haciendo todo tipo de trabajos, incluso cortar leña, hasta que inició sus estudios en una universidad de Estados Unidos, en Pensilvania, en ADE compaginada con Física. Su tenacidad le llevó a conquistar a una bella estudiante que además era una lumbrera, ahora escritora.

Su hermano le siguió hasta EE.UU. y pronto empezaron a hacer negocios. Por ejemplo, alquilaron una casa de 10 habitaciones y luego montaron fiestas universitarias por las que cobraban. Con lo que ganaban se podían sufragar los estudios en el campus.

En los siguientes capítulos del libro se examina cómo Elon Musk fundó las primeras starts-ups en apartamentos cutres en Palo Alto, en Silicon Valley, en pleno bum de Internet en 1996. Él mismo se encargaba de programar. Primero hizo Zip, que era una especie de guía de páginas amarillas con anuncios. Gracias a que dieron con un buen gerente, pudieron encontrar anunciantes en el sector del automóvil. La creación de mapas también fueron de interés. Intentaron fusionarse con otras start-ups. Por lo general, las horas de trabajo eran maratonianas, sin ducharse siquiera, programadores sobreviviendo a base de pizza. Al final, vendieron la start-up por 10 millones de euros.

Musk se planteó entrar en finanzas a través de Internet pero el resultado fue PayPal, la famosa plataforma de pago que recabó millones de clientes que buscaban mayor eficacia que la banca tradicional. Compitieron con otros dos colegas situados a escasos metros de ellos y en la operación de venta de PayPal Musk ganó 200 millones de dólares. Lo primero que hizo, como un nuevo rico, fue comprarse un Fórmula 1 cuya recogida fue grabada por la CNN. Se convirtió en uno de los millonarios punto.com.

Musk invirtió sus 200 millones en dos compañías: SpaceX, cuyo proyecto final es la colonización de Marte, y Tesla Motors, cuyo objetivo es promover el coche eléctrico a gran escala.

La idea de SpaceX surge de la pasión de Musk por enviar cohetes baratos a Marte y fundar colonias allí. Pero, con un claro olfato, se da cuenta de que la actual industria es demasiado burocrática y cara y que la carrera espacial lleva cuatro décadas empantanada. De repente, vislumbra el negocio: hacer cohetes baratos que lleven a órbita los satélites de sus clientes.
En cuanto a Space X, la filosofía de Musk fue montar cohetes con motores construidos en EE.UU. Se le ocurrió la idea después de fracasar en el intento de negociar con los rusos. Todo el material fue fabricado en USA, lo que a la larga ha sido imitado por otros fabricantes privados de cohetes. El sistema de lanzamiento tardó cuatro años en perfeccionarse tras muchos fallos que casi arruinan a Musk en un año "horribilis" en el que también se divorció,
En SpaceX los ingenieros trabajaban doce horas diarias, si alguno no daba la talla era fulminantemente despedido. Así se logró la hazaña de lanzar desde unas islas de Hawai el Falcon 1 y luego el Falcon 9 y obtener un contrato de 1.500 millones de la NASA. Además, Musk produjo la cápsula Dragon para trasladar tripulación y carga a la estación espacial.

Lo que Musk demostró es que la carrera espacial estaba obsoleta y los países habían dejado de invertir en innovaciones. Los únicos cambios desde los 60 llegaron con Musk al idear cohetes reutilizables, lo que ahorró mucho dinero frente al despilfarro de la Administración y sus contratistas, algunos que los cuales inflaban los costes.

Respecto al coche eléctrico Tesla, Musk ideó unos coches que funcionaban con baterías y carrocería de superlujo tan veloces que aceleraban de 1 a 100 en cuatro segundos y una autonomía de 400 kilómetros. Hubo listas de espera entre los millonarios que adelantaron 100.000 dólares para hacerse con un Tesla pero no salió bien el tema y los retrasos se acumularon porque los coches tenían continuos fallos que nadie había imaginado o no previeron un plan de producción industrial en masa.

Sobre la personalidad de Musk se ha hablado bastante por el "queme" a sus empleados, que trabajan 12 horas al día y dormir otras 10 y no les felicita sino que todavía les mete más presión y los abronca. Es obvio que algo de látigo le ha servido para sacar los proyectos adelante, bajando él mismo al ruedo a resolver problemas de ingeniería. Como cosa curiosa, en sus fábricas hace un parón a media tarde para que sus empleados puedan jugar a los videojuegos y él mismo les gana a todos. Pero la queja general es que son jornadas muy largas y llenas de estrés, con un sueldo medio y la esperanza de que las acciones de la empresa se disparen cuando salga a Bolsa. El propio Musk va por las universidades a reclutar a los mejores expedientes para contratarlos.

En cuanto a su vida privada, se casó con Justine, la chica más bonita de su campus y posterior bloguera de éxito en Hollywood. La primera hija murió a las pocas semanas de vida pero luego la pareja tuvo cinco niños más. El divorcio sobrevino en un momento difícil para Musk porque estaba a punto de arruinarse (se lo jugaba a todo a que el lanzamiento de un cohete Falcon fuese exitoso). Al no haber acuerdo, Musk se divorció y cortó la tarjeta de crédito de su ya exmujer.

Su segundo matrimonio llegó unos meses después. Musk fue a una discoteca-pub de Londres con otros empresarios y le presentaron a una incipiente actriz británica de 22 años de buena familia. Tras una breve conversación, hubo romance y ella le siguió a Estados Unidos, donde se casaron. Él le llevaba 14 años pero no fue obstáculo para la relación. La pareja se divorció y se volvió a casar.

El libro termina con un resumen del trabajo que ha hecho Musk en el sector eléctrico a través de Tesla Motors. La idea es que los dueños del coche puedan beneficiarse de recargas gratuitas de la electricidad que produce otra empresa de Musk, Solar,

Sin embargo, el futuro de Musk podría ser todavía más glorioso si le sale adelante su proyecto del Hidroloop para unir San Francisco y Los Ángeles en media hora con un tubo propulsor.






CAPÍTULO 4.

APPLE


Walter Isaacson relata la carrera del fundador de Apple en "Steve Jobs. La biografía" 4(2011). Isaacson, presidente del Instituto Aspen, ha sido presidente de la CNN y director ejecutivo de la revista Time. Es autor de Einstein, su vida y su universo (Debate, 2008), Benjamin Franklin, An American Life y Kissinger: A Biography, y es coautor con Evan Thomas de The Wise Men, Six Friends and the World They Made. Vive con su mujer en Washington.­


El libro considera que Isaacson ha conseguido la biografía definitiva de Steve Jobs: 
"La muerte de Steve Jobs ha conmocionado al mundo. Tras entrevistarlo en más de cuarenta ocasiones en los dos últimos años, además de a un centenar de personas de su entorno, familiares, amigos, adversarios y colegas, Walter Isaacson nos presenta la única biografía escrita con la colaboración de Jobs, el retrato definitivo de uno de los iconos indiscutibles de nuestro tiempo, la crónica de la agitada vida y abrasiva personalidad del genio cuya creatividad, energía y afán de perfeccionismo revolucionaron seis industrias: la informática, el cine de animación, la música, la telefonía, las tabletas y la edición digital”.

Consciente de que la mejor manera de crear valor en el siglo XXI es conectar la creatividad con la tecnología, Jobs fundó una empresa en la que impresionantes saltos de la imaginación van de la mano de asomobrosos logros tecnológicos.

Aunque Jobs colaboró en el libro, no pidió ningún control sobre el contenido, ni siquiera ejerció el derecho a leerlo antes de su publicación. No rehuyó ningún tema y animó a la gente que conocía a hablar con franqueza. "He hecho muchas cosas de las que no me siento orgulloso, como dejar a mi novia embarazada a los veintitrés años y cómo me comporté entonces, pero no hay ningún cadáver en mi armario que no pueda salir a la luz”.

“Jobs habla con una sinceridad a veces brutal sobre la gente con la que ha trabajado y contra la que ha competido. De igual modo, sus amigos, rivales y colegas ofrecen una visión sin edulcorar de las pasiones, los demonios, el perfeccionismo, los deseos, el talento, los trucos y la obsesión por controlarlo todo que modelaron su visión empresarial y los innovadores productos que logró crear. Su historia, por tanto, está llena de enseñanzas sobre innovación, cáracter, liderazgo y valores. La vida de un genio capaz de enfurecer y seducir a partes iguales", continúa el texto de la solapa.


El autor cuenta la vida de los padres adoptivos de Steve Jobs y de los biológicos, una pareja universitaria de distinto rango social cuyo matrimonio era imposible por razones sociales. La madre biológica puso como condición para dar a su hijo en adopción que los padres adoptivos fuesen universitarios pero a los únicos candidatos que tenían ese requisito no les interesó y pasó a manos de un mecánico y su esposa que se comprometieron a crear un fondo para pagar la universidad de Jobs en un futuro, cosa que cumplieron aunque Jobs admite que, después de tantos esfuerzos de sus padres adoptivos, él fue poco agradecido con ellos el primer día que lo acompañaron al campus.Y luego, al año, abandonó los estudios universitarios para no suponer una carga para sus padres adoptivos.

En su primera etapa, en los años 80, como fundador de Apple, Steve Jobs imprimió su propio sello a la compañía, centrada en un diseño atractivo mientras que Bill Gates, que tenía formación de ingeniero y programador, apostó por lo más práctico y apostó por introducir su "software" en todos los ordenadores. Jobs apostó por algo completamente distinto del espíritu hippy que sus ingenieros medio "hackers" propugnaban: en vez de libertad, para permitir la libre conexión, el Apple II estaba diseñado para ser una caja herméticamente cerrada para impedir que los clientes con espíritu "hacker" lo clonasen o pirateasen su software o hardware.

Sus presentaciones eran espectaculares y su video del nuevo computador personal Apple II titulado "1984" (basado en el libro 1984 y el Gran Hermano) fue un éxito total que creó escuela. Imprimía un agotador ritmo de trabajo a sus empleados, desechando continuamente ideas o diseños, en busca de una obsesiva perfección y a veces improvisando en el último momento. Llegaba a la crueldad al despedir a los trabajadores que no eran de Primera División o habían trabajado en un proyecto fallido.

 El problema de Apple fue que el precio era caro (debido al cargo por el coste de las campañas publicitarias, 2.500 dólares de la época por unidad, poco asequible para los rebeldes hippies) y las ventas bajaron y el consejo de dirección optó pòr apartarlo del mando porque creían que de negocios no entendía nada y llevaba a la compañía a la bancarrota. Jobs se sintió traicionado por muchos amigos y compañeros, como el directivo de Pepsi-Cola que él mismo había reclutado y que ahora ocupaba su sillón. Tras una época de pasteleo y elogios entre ellos, se despreciaron mutuamente, Jobs al otro porque no entendía nada de tecnología ni le interesaba, y el otro porque Jobs carecía de visión comercial.

El consejo le ofreció una salida airosa como director creativo pero Jobs se marchó de la compañía y lideró otro proyecto y se llevó a sus mejores ingenieros consigo.

En aquella época, el libro lo describe como un tipo inestable, obsesionado por el detalle e incluso tiránico o cruel con sus empleados, a los que hacía trabajar hasta la extenuación. Le achacaban una falta de toma de realidad, una distorsión de la realidad que a veces era bueno para lograr que se cumpliesen a tiempo los plazos para presentar el Apple II. Quienes se marcharon de la compañía reconocieron que, a pesar de su carácter difícil, sin Jobs no habrían conseguido sacar adelante los productos. El fallo era que esos ordenadores eran caros y no podía competir con Microsoft, cuyo programa Windows siguió el acierto de Apple respecto a tener un entorno visual intuitivo y fácil de entender.



REFERENCIAS


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